DESAFÍOS ACTUALES DE LA IGLESIA PARA LA TAREA EDUCATIVA
La educación como compasión y acompañamiento
“Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.”
Marcos 6:34
Todos podríamos coincidir que la educación es un tema fundamental al que deberíamos prestarle atención.
“Educar es obtener la plenitud del hombre, lograr que realice todo lo que tiene de potencial en sí”[1]
¿Cómo lograr el potencial de las personas si existen múltiples factores intra y extraescolares que apuntan a un deterioro y a una crisis cada vez más aguda en la educación?
Este interrogante se intensifica y tiene sentido de urgencia en una situación de pandemia mundial donde se agudizaron ciertos cambios y se cristalizaron determinadas características en los sujetos de aprendizaje, a saber, vivir inmersos en una crisis económica-social, tener mayor conciencia de la higiene y la salud, mayor conectividad, más violencia, déficit relacional e hipersensibilidad psicoemoespiritual pero también mayor solidaridad (Matosian 2020)
Hace falta reflexionar sobre cuál debe ser la postura de la iglesia frente a la realidad del hecho educativo.
La iglesia debe asumir la educación como una vocación pastoral que surge de la profunda compasión hacia los pueblos, y en el marco misional de cuidar del otro. Si la iglesia comparte el mismo sentir entrañable que Jesús tenía por las multitudes, entonces no dudará en ejercer sus dones pastorales para guiar y acompañar al prójimo en el proceso que implica todo hecho educativo.
Todo acto educativo está signado por la intervención de dos partes, el docente o acompañante y el estudiante, donde parafraseando a Paulo Freire podemos entender a la educación como un proceso transformador en el que los propios participantes son los actores fundamentales. Este proceso transformador se retroalimenta y se redefine continuamente; como un proceso dinámico, dialéctico, de problematización de la realidad y crecimiento con un otro en donde se conjuga el diálogo, la acción y la reflexión crítica como base del aprendizaje.[2]
En el mismo, ambas partes crecen, en un vínculo pastoral. En este vínculo, en comisión y colaboración con el Señor, el hecho educativo se redime para habilitar a las personas a la vida digna que el Creador diseñó para ellos. Es entonces, cuando la educación es capaz de operar la restauración de un joven que sufre del consumo problemático de drogas, o librar al pobre de su opresión, o acompañar la trayectoria escolar de los niños, o sostener el aprendizaje del manejo de las emociones, o la gestión de criterios y del tiempo en el uso de las tecnologías o promocionar socialmente el barrio en el que cada iglesia lleva adelante su misión. El acompañamiento compasivo de la iglesia que enseña, se transforma, así, en un signo visible del Reino de Dios en la dimensión social.
Ese acompañamiento compasivo en los espacios no formales de educación, puede plasmarse en un apoyo pedagógico; en este sentido, autores como Stevenson y Baker (1992 en Bray, 1999) lo definen como aquel servicio educativo que se brinda fuera del sistema educativo formal. Asimismo, el aprendizaje que ocurre en estos espacios es tan importante como el que sucede en otros contextos, porque permea la vida de las personas, sus historias, sus trayectos y nos da la pauta de que las personas construyen contextos de aprendizaje y participación.[3]
El desafío que tenemos hoy como Iglesia en esta fase, es de ofrecer tiempo, espacios y recursos para acompañar a las nuevas generaciones en la tarea escolar que le permitan el logro de mejores resultados de aprendizaje, propiciando espacios de Apoyo Escolar Integral, momentos para Enseñar a estudiar, acompañamiento a las familias y brindar herramientas para elaborar el proyecto de vida de niños, adolescentes y familias
Por todo esto, nos encontramos frente al gran desafío de sumar miradas, aportes y compromiso para extender de este modo el Reino de Dios.
Equipo de Acompañamiento Educativo
Del área de Acción Comunitaria
Con la colaboración de la Prof. Lic. Pamela Hetze
[1] ROMERO, J. L., La mentalidad burguesa, Madrid, Alianza, 1987
[2] Apoyo Escolar y Espacio Comodín.AUTORES: Juan Manuel Medina, Blas Aseguinolaza, Paula Castagna, Lucila Nepote, Biblioteca Popular Pocho Lepratti. Secretaría de Extensión. Universidad Nacional de Rosario. Santa Fe. Argentina.
[3] La Demanda Familiar de Apoyo Pedagógico en Educación Secundaria ISSN 1853-0354 www.revistas.unc.edu.ar/index.php/aifp
BIBLIOGRAFÍA
- Juan Manuel Medina, Blas Aseguinolaza, Paula Castagna, Lucila Nepote Apoyo Escolar y Espacio Comodín. Biblioteca Popular Pocho Lepratti. Secretaría de Extensión. Universidad Nacional de Rosario. Santa Fe. Argentina.
- LA BIBLIA. Reina Valera 1960
- Manavella, Agustina María a, y Martín, Rocío Belén. La Demanda Familiar de Apoyo Pedagógico en Educación Secundaria. Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología.II Congreso Internacional de Psicología – V Congreso Nacional de Psicología “Ciencia y Profesión” Año 2017, Vol. 3, N°1, 138-150. Universidad Nacional de Villa María. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
- MATOSIAN, AMILCAR. Enredados. Cómo desenredarte de la tecnología. 2da edición ampliada. CABA. Edición Pandemials. 2020
- ROMERO, J. L., La mentalidad burguesa, Madrid, Alianza, 1987