SER DE INFLUENCIA
En el último tiempo escuchamos hablar mucho de contagios, y de cómo se propaga un virus. Algunos virus son de propagación muy rápida y difíciles de controlar. Así son los tipos de virus que pertenecen a la categoría de la “influenza” (gripe), sobre todo cuando están en su temporada estacional. Es el tipo de virus a los que pertenece la gripe: si uno está infectado, rápidamente otros se infectan y todos pueden ser contagiados rápidamente.
En el último tiempo, a través de las redes sociales, aparecieron nuevas figuras, que se hicieron rápidamente conocidas en el público consumidor de estas aplicaciones y que recibieron el nombre de influencers. Reciben ese nombre precisamente porque son de gran y rápida influencia, y esta influencia deriva del término influenza (gripe) por la rápida propagación que tienen sus dichos, sus acciones, sus videos.
Por lo general, recibimos influencia a través de un amigo, compañero, familiar o conocido del que te fías completamente, ya que su opinión es totalmente desinteresada. Él o ella no recibe ninguna compensación económica, ni de prestigio, al unir su recomendación con una marca, un producto o un servicio. Algo que, sin duda, juega a su favor.
Por eso, las marcas salieron a su búsqueda, para ofrecerles canjes que les permiten dar a conocer sus productos o sus servicios, en un costo más bajo y con personajes que tienen un alto grado de influencia.
En la Biblia encontramos grandes ejemplos de personas que hoy, siglo XXI, recibirían el título de “influencers” y sin duda, Jesús hubiera sido uno de ellos. No tenía un título de autoridad formal, tenía la autoridad espiritual que le había delegado su Padre y el reconocimiento de la gente que identificaba esa autoridad.
El pedagogo y escritor, Mariano Narodowski, ha dicho: “Nuestra sociedad tiene la idea de una época dorada de la educación, donde las maestras y la escuela eran maravillosas. Pero lo distinto claramente era la sociedad: una sociedad más jerárquica, autoritaria y ordenada, en la que ser docente era mucho más fácil, ya que era una sociedad muy temerosa del poder y de la autoridad. Actualmente, nuestra sociedad es más diversa, compleja, plural y libre, y ser docente es mucho más difícil. Si un docente de antes tendría que enseñar hoy en día, probablemente se vería en grandes aprietos”. Tener el título o el cargo, antes te daba la autoridad formal. Hoy tenerlos, no garantizan tener autoridad. La autoridad se va legitimando en el ejercicio que hacemos del desempeño de nuestro rol.
En su libro “Atrape su momento divino”, Erwin Mc Manus dice: “La posición, el título y la autoridad puede dar poder, pero la influencia viaja a través de las relaciones. Y finalmente, la influencia es la fuente de poder”. Tenemos autoridad legítima, cuando logramos tener influencia. Tener influencia nos da un lugar de poder, pero esa influencia se construye a través de relaciones significativas.
¿QUE NOS PUEDE IMPEDIR SER DE INFLUENCIA?
Desconocer nuestra identidad. Nuestra verdadera identidad la encontramos en Cristo, cuando construimos una relación significativa con Jesús. Si no tenemos en claro nuestra verdadera identidad, difícilmente podamos ser de influencia a otros.
También aparecen en el mercado influencers falsos, que compran seguidores con perfiles falsos, pero son fácilmente expuestos cuando no alcanzan los logros que se esperan.
Un influencer no se puede inventar, simplemente sé es. “El líder eficaz, raramente busca ser líder. Hubieran preferido encontrarse en otro lugar, realizando otra tarea diferente a la que el Señor les proponía”. (Christopher Shaw – Alza tu ojos)
Moisés argumentó tratando de convencerlo, Gedeón le pidió pruebas, David estaba cuidando las ovejas de su padre, José se atemorizó y dudó, María quedó asustada, pero a todos el Señor les salió al encuentro para cumplir una misión y ser de influencia a otros.
Jeremías fue uno de los que también se resistió. Le tocó ser de influencia en un tiempo muy oscuro y difícil del pueblo de Israel. Pero no se pudo resistir al llamado del Señor: ¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. Todo el mundo se burla de mí; se ríen de mí todo el tiempo. Jeremías 20:7 (NVI).
No se entregó fácilmente, pero el Señor fue más que él, y fue vencido. Ser un influencer, es a pesar de nosotros. No es algo que se busca. Muchas veces como cristianos cometemos el error de pensar que nuestra misión es la de liderar grandes congregaciones, llenar estadios, ser famoso, tener muchos seguidores en las redes. Ser un “influencer” es algo que se es, y siendo: Dios sale al encuentro y confirma nuestro ministerio.
Jeremías le tocó ser un influencer en un tiempo dónde parecía que nadie lo escuchaba y sufría por esa causa (15:15) había tenido siempre un proceder intachable (15:16-17) y le va a reprochar a Dios su falta de resultado (15:18). Pero sin duda, él se había contaminado con la duda y la incredulidad del pueblo, había olvidado cuál era su verdadera identidad y creía que el éxito de la misión dependía de sus fuerzas:
“Esto responde el Señor: —Si regresas a mí te restauraré para que puedas continuar sirviéndome. Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables, serás mi vocero. Tienes que influir en ellos; ¡no dejes que ellos influyan en ti! Pelearán contra ti como un ejército en ataque, pero yo te haré tan seguro como una pared de bronce fortificada. Ellos no te conquistarán, porque estoy contigo para protegerte y rescatarte. ¡Yo, el Señor, he hablado! (Jeremías 15: 19-20)
Si no influenciamos a los demás, ellos nos influencian a nosotros. Vivir lejos de los que están en pecado. No soluciona nuestro problema del pecado. La única manera de salir victoriosos y derrotar a esa fuerza, es unirnos a una fuerza mayor. Volver a conectarnos con la esencia del Señor y reconocer nuestra identidad, es la única manera de INFLUENCIAR.
El sistema nos va a querer marear, el diablo va a querer hacernos creer que transformarnos en youtuber, influencer o famosos, es lo importante y que dejemos de ocuparnos en SER.
El pedagogo francés, Philippe Meirieu, habla de un nuevo orden mundial que avanza, que no tiene que ver con el capitalismo industrial o el capitalismo financiero, sino un capitalismo pulsional (de puro placer). El sistema intenta reducir al ser humano a ser una máquina de consumir. La pulsión de puro placer es un instinto infantil que lleva a querer tenerlo y disfrutar todo, en la inmediatez, no tener en cuenta el tiempo, ni los procesos. No tolerar la frustración y crear una fábrica de consumidores compulsivos, que no piensan por sí mismo y son llevados por las narices.
No nos dejemos atrapar por el sistema, por el príncipe de este mundo.
INFLUENCIAMOS a los DEMAS o ellos nos influencian a NOSOTROS.
Y la única manera de ser un verdadero INFLUENCER, es SER. Y somos cuando estamos conectados a DIOS.
Walter Bongiorno